BARRIOS DE PIE VENADO TUERTO

BARRIOS DE PIE VENADO TUERTO

viernes, 29 de enero de 2010

REPRESION EN ROSARIO

La policía reprime a manifestantes en Santa Fe
Hay dos jóvenes heridos.Exigimos al Gobierno Provincial que aclare quién fue responsable de la orden de reprimir una protesta pacífica.
Mientras distintas organizaciones sociales realizaban un corte de calle en Bv. Oroño y Av. Circunvalación por la inclusión sin clientelismo en el Programa Argentina Trabaja, llegó un móvil de la Guardia de Infantería. De él descendió un grupo de agentes que, sin mediar comunicación alguna, comenzaron a disparar a los manifestantes.

Como consecuencia de la represión terminaron heridos dos jóvenes participantes de la protesta : uno de ellos organizado en el Movimiento Barrios de Pie y, el otro, en la Corriente Clasista y Combativa.

Exigimos al Gobierno Provincial que aclare quién fue responsable de la orden de reprimir una protesta pacífica, y le advertimos que no es reprimiendo como se gobierna en democracia.

Vamos a seguir luchando, hasta lograr que en nuestro país haya trabajo para todos y todas, sin clientelismo.

Movimiento Barrios de Pie - Rosario

Contacto : Carina Benegas (0341) 155820039 Martín Frutos (0341) 153263865


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Fuente : Terra

Manifestantes denunciaron que la Policía reprimió con balas de goma en Rosario
Rosario, 26 enero (NA) -- La organización Barrios de Pie denunció esta mañana que tres personas resultaron heridas por la Policía santafesina con balas de goma cuando realizaban una protesta en el acceso sur de Rosario.

"Estábamos movilizándonos y apareció un móvil de la guardia de infantería, el número 3216. Bajaron policías y sin mediar palabra empezaron a reprimir con balas de goma", señaló Martín Frutos, coordinador de Barrios de Pie en la zona sur de la provincia de Santa Fe.

El dirigente afirmó que "hubo un compañero de Barrios de Pie herido y dos de la Corriente Clasista y Combativa".

Frutos indicó que las personas, que no recibieron heridas graves, fueron "trasladados a un centro de salud cercano".

"Les molesta que el movimiento de desocupados está unido", afirmó Frutos, quien reclamó que "se implemente" el plan Argentina Trabaja en Santa Fe y que "no se maneje de manera clientelar".

La movilización realizada en Rosario formaba parte de una jornada nacional de protesta organizada por piqueteros enfrentados al oficialismo.

POL/MH

HAITI PAIS EMPOBRECIDO

“Haití no es pobre, es un país empobrecido”
Publicado el 25 de Enero de 2010.
en Internacional Córdoba

Henry Boisrolin: “Haití no es un país pobre, es un país empobrecido”



Por Andrés Oliva (Agencia Cba Noticias) Fotos y video: Facundo Martínez


El martes pasado un terremoto de una magnitud devastadora, 7.3 en la escala de Richter, azotó la isla caribeña de Haití. El país quedó destruido, sus mínimas estructuras del Estado quedaron obsoletas, una vez más, a la luz de la tragedia. Henry Boisrolin nació en Puerto Príncipe, hace 36 años que está radicado en Córdoba y es docente de metodología de la investigación en el Instituto de Culturas Aborígenes. Su forma de hablar se resiste al cambio, un perfecto castellano todavía se entremezcla con su lengua nativa. Este martes venidero partirá rumbo a República Dominicana para, luego, cruzar vía terrestre hacia su patria con el objetivo de ser un voluntario en la reconstrucción.
Incluye video y audio de la entrevista.

Henry Boisrolin
En Córdoba, además, forma parte del Comité Democrático de Haití y del Partido de Liberación (PL).
“Haití no es un país pobre, es un país empobrecido”, fue la respuesta ante la primera inquietud referida a los lugares comunes, sin contextualización, que se repiten en los medios comerciales sobre el dato de que esta isla es la más pobre de occidente.



La dignidad como delito

En agosto de 1791, los esclavos de Haití iniciaron una rebelión violenta, la que finalmente condujo, siendo la primera de Latinoamérica, a la plena independencia de la nación en 1804. “Es más -dijo- es el único país en el mundo donde los esclavos pudieron liberarse. Haití fue aislado porque era un mal ejemplo” como lo fue la revolución cubana en los sesenta. En este sentido, Eduardo Galeano comenta que el principal delito de este pueblo ha sido intentar conquistar su dignidad: “En 1803 los negros de Haití propinaron tremenda paliza a las tropas de Napoleón Bonaparte, y Europa no perdonó jamás esta humillación infligida a la raza blanca. Haití fue el primer país libre de las Américas”.


No es casualidad la situación de pobreza y desigualdad, es producto de una política de intervencionismo que abarcó desde la invasión y ocupación, directamente, por parte de los marines o por medio de dictaduras o semidemocracias. Ante el mínimo intento de autonomía era propiciado un putch desestabilizador. Ejemplos sobran a este pueblo golpeado constantemente. Caso paradigmático fue el de François Duvalier (1964-1971), conocido por mal nombre «Papá Doc», de aspecto siniestro y un obrar inquietante.


En este caso, el desastre natural actúo sobre un país ya devastado. Fidel Castro, en una de sus últimas misivas, con contundencia lo explicó: “Haití es producto neto del colonialismo y el imperialismo, de más de un siglo de empleo de sus recursos humanos en los trabajos más duros, de las intervenciones militares y la extracción de sus riquezas”.


“Entre 1915 y 1935 hubo una ocupación yankee, fue un saqueo, un acto de piratería donde se exacerbó la dependencia”, sentenció Boisrolin. Estados Unidos se retiró cuando logró sus dos objetivos: cobrar las deudas del City Bank y derogar el artículo constitucional que prohibía vender plantaciones a los extranjeros.


El modelo dentro de la división del trabajo que se le concedió a esta isla caribeña es la de “mano de obra súper barata”. Ejemplo de ello, mencionó que en Haití nadie juega al béisbol pero es el principal exportador de pelotas de este deporte practicado principalmente en Estados Unidos -junto con Cuba, Puerto Rico, Venezuela y Japón-.


Además, Henry se molesta y lo expresa: “No puede haber libre competencia entre la industria haitiana y la de Estados Unidos. En consecuencia, se destruyó la producción agrícola, provocando un aumento exponencial del éxodo rural al centro urbano, Puerto Príncipe. Esta ciudad pasó de 500 mil habitantes a 2 millones en pocos años”.


“Como consecuencia, gente sin trabajo, viviendo con menos de un dólar por día. Donde hay un Estado ausente, un país devastado”, aseguró.


En la historia reciente, hubo un presidente que sufrió dos golpes de Estado y ahora quiere volver de su exilio en Sudáfrica. Se trata de Jean-Bertrand Aristide, un político y sacerdote Salesiano haitiano, portavoz de la Teología de la liberación. “No tenían confianza en un tipo que es populista”, refiriéndose a los múltiples golpes que recibió de parte de Estados Unidos en los años 1991 y 2004.
En el intersticio de ambas presidencias boicoteadas de Aristide, René Preval presidió el país entre 1996 al 2001 “logrando la privatización de las pocas empresas públicas que quedaban y profundizando aún más la miseria”. Actualmente, es el presidente electo en 2006.


En 2004, tras el golpe cívico militar a la presidencia de Aristide, hubo una nueva intervención militar dirigida por Estados Unidos. Posteriormente, ésta se legitimó por medio de la ONU. Irrumpieron las fuerzas de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH). “Ahí participan varios países, entre los cuales están Brasil, quien lo comanda, Argentina, Uruguay, Chile y otros.”


El terremoto

“Han caído como castillos de naipes las estructuras en un país que no puede dar respuesta a una catástrofe natural”, indicó Boisrolin. La tragedia “superará los 200 mil muertos”.
La comunidad internacional reacciona según sus propios intereses y sus modos. Estados Unidos comanda el aeropuerto y la reconstrucción del puerto, envió 12 mil marines con fines unilaterales y reconocidos de preservar el “orden y la seguridad”.
“Frente a la tragedia –sugirió- hay que ver las lágrimas de cocodrilo y entender que es un avasallamiento a nuestra soberanía”.


Sin negar la necesidad de solidaridad, recomienda que más que militares se requieren médicos y elementos básicos para la supervivencia.
En síntesis, para Henry, hay dos salidas: “Recuperar el proyecto de liberación o profundizar la ocupación”.


(c) Permitida la reproducción citando la fuente: (texto y link) www.acordobanoticias.com.ar

HAITI Y GALEANO

El pecado de Haití
Publicado el 23 de Enero de 2010.
en Internacional
Por: Eduardo Galeano



La democracia haitiana nació hace un ratito. En su breve tiempo de vida, esta criatura hambrienta y enferma no ha recibido más que bofetadas. Estaba recién nacida, en los días de fiesta de 1991, cuando fue asesinada por el cuartelazo del general Raoul Cedras. Tres años más tarde, resucitó. Después de haber puesto y sacado a tantos dictadores militares, Estados Unidos sacó y puso al presidente Jean-Bertrand Aristide, que había sido el primer gobernante electo por voto popular en toda la historia de Haití y que había tenido la loca ocurrencia de querer un país menos injusto.

El voto y el veto

Para borrar las huellas de la participación estadounidense en la dictadura carnicera del general Cedras, los infantes de marina se llevaron 160 mil páginas de los archivos secretos. Aristide regresó encadenado. Le dieron permiso para recuperar el gobierno, pero le prohibieron el poder. Su sucesor, René Préval, obtuvo casi el 90 por ciento de los votos, pero más poder que Préval tiene cualquier mandón de cuarta categoría del Fondo Monetario o del Banco Mundial, aunque el pueblo haitiano no lo haya elegido ni con un voto siquiera. Más que el voto, puede el veto. Veto a las reformas: cada vez que Préval, o alguno de sus ministros, pide créditos internacionales para dar pan a los hambrientos, letras a los analfabetos o tierra a los campesinos, no recibe respuesta, o le contestan ordenándole: -Recite la lección. Y como el gobierno haitiano no termina de aprender que hay que desmantelar los pocos servicios públicos que quedan, últimos pobres amparos para uno de los pueblos más desamparados del mundo, los profesores dan por perdido el examen.

La coartada demográfica

A fines del año pasado cuatro diputados alemanes visitaron Haití. No bien llegaron, la miseria del pueblo les golpeó los ojos. Entonces el embajador de Alemania les explicó, en Port-au-Prince, cuál es el problema: -Este es un país superpoblado -dijo-. La mujer haitiana siempre quiere, y el hombre haitiano siempre puede. Y se rió. Los diputados callaron. Esa noche, uno de ellos, Winfried Wolf, consultó las cifras. Y comprobó que Haití es, con El Salvador, el país más superpoblado de las Américas, pero está tan superpoblado como Alemania: tiene casi la misma cantidad de habitantes por quilómetro cuadrado. En sus días en Haití, el diputado Wolf no sólo fue golpeado por la miseria: también fue deslumbrado por la capacidad de belleza de los pintores populares. Y llegó a la conclusión de que Haití está superpoblado... de artistas. En realidad, la coartada demográfica es más o menos reciente. Hasta hace algunos años, las potencias occidentales hablaban más claro.

La tradición racista

Estados Unidos invadió Haití en 1915 y gobernó el país hasta 1934. Se retiró cuando logró sus dos objetivos: cobrar las deudas del City Bank y derogar el artículo constitucional que prohibía vender plantaciones a los extranjeros. Entonces Robert Lansing, secretario de Estado, justificó la larga y feroz ocupación militar explicando que la raza negra es incapaz de gobernarse a sí misma, que tiene "una tendencia inherente a la vida salvaje y una incapacidad física de civilización". Uno de los responsables de la invasión, William Philips, había incubado tiempo antes la sagaz idea: "Este es un pueblo inferior, incapaz de conservar la civilización que habían dejado los franceses". Haití había sido la perla de la corona, la colonia más rica de Francia: una gran plantación de azúcar, con mano de obra esclava. En El espíritu de las leyes, Montesquieu lo había explicado sin pelos en la lengua: "El azúcar sería demasiado caro si no trabajaran los esclavos en su producción. Dichos esclavos son negros desde los pies hasta la cabeza y tienen la nariz tan aplastada que es casi imposible tenerles lástima. Resulta impensable que Dios, que es un ser muy sabio, haya puesto un alma, y sobre todo un alma buena, en un cuerpo enteramente negro". En cambio, Dios había puesto un látigo en la mano del mayoral. Los esclavos no se distinguían por su voluntad de trabajo. Los negros eran esclavos por naturaleza y vagos también por naturaleza, y la naturaleza, cómplice del orden social, era obra de Dios: el esclavo debía servir al amo y el amo debía castigar al esclavo, que no mostraba el menor entusiasmo a la hora de cumplir con el designio divino. Karl von Linneo, contemporáneo de Montesquieu, había retratado al negro con precisión científica: "Vagabundo, perezoso, negligente, indolente y de costumbres disolutas". Más generosamente, otro contemporáneo, David Hume, había comprobado que el negro "puede desarrollar ciertas habilidades humanas, como el loro que habla algunas palabras".

La humillación imperdonable

En 1803 los negros de Haití propinaron tremenda paliza a las tropas de Napoleón Bonaparte, y Europa no perdonó jamás esta humillación infligida a la raza blanca. Haití fue el primer país libre de las Américas. Estados Unidos había conquistado antes su independencia, pero tenía medio millón de esclavos trabajando en las plantaciones de algodón y de tabaco. Jefferson, que era dueño de esclavos, decía que todos los hombres son iguales, pero también decía que los negros han sido, son y serán inferiores. La bandera de los libres se alzó sobre las ruinas. La tierra haitiana había sido devastada por el monocultivo del azúcar y arrasada por las calamidades de la guerra contra Francia, y una tercera parte de la población había caído en el combate. Entonces empezó el bloqueo. La nación recién nacida fue condenada a la soledad. Nadie le compraba, nadie le vendía, nadie la reconocía.

El delito de la dignidad

Ni siquiera Simón Bolívar, que tan valiente supo ser, tuvo el coraje de firmar el reconocimiento diplomático del país negro. Bolívar había podido reiniciar su lucha por la independencia americana, cuando ya España lo había derrotado, gracias al apoyo de Haití. El gobierno haitiano le había entregado siete naves y muchas armas y soldados, con la única condición de que Bolívar liberara a los esclavos, una idea que al Libertador no se le había ocurrido. Bolívar cumplió con este compromiso, pero después de su victoria, cuando ya gobernaba la Gran Colombia, dio la espalda al país que lo había salvado. Y cuando convocó a las naciones americanas a la reunión de Panamá, no invitó a Haití pero invitó a Inglaterra. Estados Unidos reconoció a Haití recién sesenta años después del fin de la guerra de independencia, mientras Etienne Serres, un genio francés de la anatomía, descubría en París que los negros son primitivos porque tienen poca distancia entre el ombligo y el pene. Para entonces, Haití ya estaba en manos de carniceras dictaduras militares, que destinaban los famélicos recursos del país al pago de la deuda francesa: Europa había impuesto a Haití la obligación de pagar a Francia una indemnización gigantesca, a modo de perdón por haber cometido el delito de la dignidad. La historia del acoso contra Haití, que en nuestros días tiene dimensiones de tragedia, es también una historia del racismo en la civilización occidental.

Eduardo Galeano

HAITI HOY

El Pentágono está en Haití
Publicado el 23 de Enero de 2010.
en Internacional

22 enero 2010

Los militares estadounidenses ordenaron ayer el desalojo inmediato de todos los periodistas internacionales de la zona de acampada dentro del aeropuerto donde los reporteros compartían espacio con los cooperantes. El miércoles a las cinco de la tarde, hora haitiana, un soldado se acercó tienda por tienda a comunicar a los medios de comunicación que a las cinco de la mañana del día siguiente todo el mundo tenía que estar fuera.


Sin libertad de movimientos

El secretario de Estado para Iberoamérica, Juan Pablo de Laiglesia, visitó por la noche el campamento español para comunicarles que el Gobierno haitiano había dejado el control del aeropuerto a EEUU y que la Armada estadounidense necesitaba todas las instalaciones.

Aún así, De Laiglesia aseguró que España y también la UE habían presentado una queja formal contra EEUU y habían exigido libertad de movimiento para sus ciudadanos. Algo que ayer era imposible. A primera hora de la mañana, la puerta del aeropuerto estaba controlada por los soldados estadounidenses, y una vez que se salía advertían que había que llevarse todo consigo porque no se iba a poder entrar.

“Los próximos a los que van a echar vamos a ser nosotros”, predecía un cooperante español, al ver a los jóvenes soldados desplegados por todo el campo del aeródromo. “Out, out!”, gritaban los soldados, protegidos del fuerte sol con gafas oscuras a cualquiera que quería volver al aeropuerto.

Cuando se les pedía salir para volver a entrar en dos horas y recoger las cosas, el responsable de la puerta respondía que sí. “Pregunta por mí. Hick es tu hombre”, decía señalándose el nombre escrito en el uniforme. Pero al intentar regresar, Hick ya no está, y hay que empezar de nuevo las negociaciones con otro soldado.


16.000 soldados de EEUU

EEUU anunció ayer que ya están de camino a Haití otros 4.000 soldados más, con lo que el número total ascenderá a 16.000. Y su despliegue no se limita al aeropuerto. Barcos militares estadounidenses patrullan las aguas haitianas, cercando la isla para impedir un éxodo masivo. Los buques se alejan de la costa por la noche para impedir que los que intentan huir les aborden solicitando auxilio.

En las calles de Puerto Príncipe, los uniformes de camuflaje se mezclan con la miseria de las chabolas y de los edificios derruidos. El edificio de la televisión de Haití también fue tomado por un grupo de soldados estadounidenses. Además, la presencia de los soldados con sus enormes vehículos militares ha empeorado aún más el tráfico. Circular 200 metros en coche en algunos tramos puede llevar más de una hora. Ayer, en una de las glorietas de la ciudad, la policía haitiana, cascos azules de Naciones Unidas, soldados de EEUU y un ciudadano occidental con la estética de miembro de Blackwater daban direcciones contradictorias entre sí a los desesperados conductores.

Al margen del despliegue militar, Unicef denunció ayer el “descontrol absoluto” en la salida de 140 menores del país después del terremoto. Julie Bergeron, jefa de protección de Unicef, afirmó a Público que han enviado personal al aeropuerto para impedir la salida de niños sin papeles.

“Al menos en una ocasión un menor ha salido del país porque la persona que se lo llevó se limitó a decir en el aeropuerto que era el hijo de su hermana muerta”, denunció Bergeron. Los 140 menores salieron de Haití los primeros días después del terremoto con el permiso del Gobierno haitiano, pero, según Unicef, en circunstancias no del todo claras.

(Publicado en CubaDebate con información de Pública, España)





21 Enero 2010

Haití: primera ocupación militar del poder “inteligente”




Soldados estadounidenses llegan en helicóptero al palacio presidencial de Puerto Príncipe el martes 19 de enero de 2010. (Foto AP/Gregory Bull)

Estados Unidos se ha aprovechado de la más reciente tragedia haitiana para implantarse militarmente en el país caribeño por largo tiempo. Así se veía venir desde que Washington anunció el envío de una magnitud de medios bélicos a la sufrida nación más propios de una invasión armada que de una operación humanitaria. Subrayando las tácticas del poder inteligente en la era de Obama el ablandamiento artillero -por ahora- lo hace la televisión, que pasa imágenes dantescas del sufrimiento de los haitianos, separándolas de su contexto social y político, como si no se debieran principalmente a una historia de despojo y atropello imperial de siglos. Las imágenes no hacen más que sacar a flote un cuadro humano apocalíptico que, aunque ahora agravado, ya existía antes del sismo.

Mientras las terribles tomas televisivas movilizan una ola de solidaridad internacional nunca vista la ocupación militar marcha viento en popa disfrazada de acción de socorro. Han llegado a Haití el súper portaviones Carl Vinson y su grupo de batalla, incluidos tres buques de desembarco anfibio y dos navíos lanzamisiles, barcos y helicópteros de la Guardia Costera, una unidad de elite de 2000 “marines”, 3 500 soldados de la 82 División Aerotransportada -la misma que actuó en las invasiones de República Dominicana, Granada y Panamá-; en fin, según anuncia el Pentágono están por arribar entre 9000 y 10 000 militares de Estados Unidos.

El aeropuerto y el tráfico aéreo están bajo el control de su Fuerza Aérea y sus militares han desplazado a un segundo plano a las fuerzas de Naciones Unidas, a cuyo comando no se subordinan. Surgen protestas de Francia, Brasil, Venezuela y la Caricom, cuyos aviones no reciben permiso de aterrizaje de los yanquis. El formidable despliegue bélico está lejos de ser temporal, ha llegado para quedarse como lo confirman las gráficas declaraciones de la señora Clinton en su visita a Haití y las del vocero del Departamento de Estado Philip Crowley: “vamos a permanecer allí a largo plazo…”, e igualmente las del general Douglas Frazer, jefe del Comando Sur, a cargo de la “ayuda”, extensamente reproducidas por el académico canadiense y experto en geoestrategia Michell Chossudovsky en su artículo “La militarización de la ayuda de emergencia a Haití: ¿es una operación humanitaria o una invasión?”, publicado en el sitio web Global Research.

Chossudovsky afirma que “esta renovada presencia militar estadunidense en Haití será utilizada para establecer un punto de apoyo en el país y también persigue los objetivos estratégicos y geopolíticos de Estados Unidos en la Cuenca del Caribe, que están en gran medida dirigidos contra Cuba y Venezuela”.

Cuba ha mantenido una brigada médica en el país caribeño durante once años, que en el momento del terremoto atendía pacientes en 227 de las 237 comunas, apoyada con recursos de alta tecnología aportados por Venezuela. En universidades cubanas se han formado 548 médicos haitianos; con sus colegas cubanos hacen una fuerza de unos mil integrantes, que ahora realiza su labor principalmente en Puerto Príncipe.

Mientras el cuello de botella en el aeropuerto no permite que llegue la ayuda los hospitales de campaña cubanos han atendido a cientos de haitianos y operado decenas. Cuba desarrolla otros programas de cooperación, también sin costo alguno para Haití, entre ellos uno de alfabetización. Venezuela le suministra petróleo en condiciones muy favorables a través de Petrocaribe basándose en los principios de solidaridad de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba).

Esto es lo que molesta a Estados Unidos, que ha sido incapaz de otra cosa en Haití que de saquearlo inmisericordemente apoyándose en sucesivas intervenciones militares desde principios del siglo XX. Al igual que en Honduras, Washington busca yugular allí acciones como las de Cuba y Venezuela que permitan a sus habitantes ponerse por sí mismos sobre sus pies.

Haití fue el primer gran faro revolucionario de la libertad del mundo colonial, ocupó en el siglo XIX el lugar que tocó a Cuba en el XX. Las viejas potencias coloniales y Estados Unidos le han estado haciendo pagar la osadía de su gran revolución social, la primera antiesclavista triunfante de la historia, precursora de la independencia de América Latina.

(Tomado de La Jornada, de México)





Prepárense para lo que viene: “Estaremos en Haití hoy, mañana y siempre”, dice Hillary Clinton

16 Enero 2010


La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, ha dicho a los haitianos que EEUU es su “su amigo y su socio” y prometió continuar ayudando en las tareas de rescate y reconstrucción del país caribeño, en coordinación con el Gobierno haitiano.


Hillary Clinton en una rueda de prensa en Haití. Foto: AFPClinton es el primer alto cargo de Estados Unidos que visita Puerto Príncipe tras el devastador terremoto del pasado martes y se reunió con el presidente haitiano, René Préval.

En declaraciones dirigidas a la prensa haitiana, Hillary subrayó que EEUU está en Haití “por invitación de su Gobierno, para ayudar” y aseguró que las fuerzas de EEUU estarán allí “hoy, mañana y previsiblemente en un futuro“.

En unas breves declaraciones en el aeropuerto de Puerto Príncipe, destacó que había hablado con Préval sobre asuntos como la necesidad de restablecer las comunicaciones y los servicios de electricidad y transporte en Haití.

“Acordamos coordinarnos estrechamente para lograr esas metas”, dijo Hillary, quien llegó esta tarde a Puerto Príncipe en un avión de carga de la Guardia Costera de EEUU repleto de ayuda humanitaria.

Estados Unidos y Haití hará público este domingo un comunicado conjunto que delineará las tareas que se realizan en aras de la reconstrucción del devastado país antillano


Estallido de violencia

Hillary subrayó las dificultades que entraña la situación en Haití, donde el Gobierno no funciona y donde se empiezan a tener preocupantes noticias sobre crecientes casos de violencia y problemas de seguridad.

Clinton se refirió a un informe de la cadena de televisión por cable CNN según el cual varios médicos trasladados desde Miami se vieron hoy forzados a abandonar el lugar donde prestaban asistencia después de que se escuchara un tiroteo en las inmediaciones.

En estos momentos hay un total de 7 000 miembros del cuerpo de paz de Naciones Unidas en las calles de Haití que tratan de controlar los brotes de violencia y mantener la seguridad.

La secretaria de Estado viajó acompañada del director de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID), Rajiv Shah. Shah indicó que Estados Unidos ha movilizado 48 millones de dólares en alimentos, una cantidad suficiente para ayudar a dos millones de haitianos durante varios meses.

En este sentido, Clinton describió “la lucha contrarreloj” que se libra para socorrer a los damnificados porque existe la seguridad de que una demora en la distribución de ayuda humanitaria sumiría al país en un caos total.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, también visitará Puerto Príncipe este domingo para solidarizarse con los haitianos y con el personal de Naciones Unidas en la isla, duramente afectados por el sismo del martes que destruyó totalmente su sede con decenas de trabajadores en su interior.

Ban Ki-Moon evaluará las necesidades más inmediatas en lo que se ha considerado como la peor catástrofe humanitaria en la historia de la organización.


Todos de Acuerdo: Fondo Clinton Bush

El presidente Barack Obama anunció este sábado el establecimiento del “Fondo Clinton-Bush” para coordinar el envío de las ayudas de individuos y corporaciones al país caribeño y asegurar que se realice rápido y con seguridad.

Obama hizo estas declaraciones tras reunirse en la Casa Blanca con sus colegas los ex presidentes Bill Clinton y George W. Bush, con quienes analizó los esfuerzos que se desarrollan en Haití para paliar la gran crisis humanitaria que padecen los haitianos por el terremoto.

Los ex presidentes, según explicó Obama, tendrán la tarea de alentar las contribuciones de individuos, corporaciones, organizaciones no gubernamentales y otras instituciones que deseen colaborar con Haití.

El mandatario estadounidense explicó que este esfuerzo es de alguna forma similar al que el presidente Bush llevó a cabo con Bush padre y el propio Clinton, tras el tsunami que se registró en Asia en 2004.

Los tres presidentes destacaron las enormes proporciones de la crisis que el terremoto del martes ha desatado en Haití y se comprometieron a continuar su trabajo en favor del pueblo haitiano a largo plazo.

Obama reconoció que el esfuerzo que se requiere será “extraordinario”, pero afirmó que la gravedad de la situación en el país caribeño así lo requiere.

(CubaDebate con información de agencias)

sábado, 23 de enero de 2010

Análisis de H. Tumini

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¿Porqué el gobierno kirchnerista ha fracasado?
Publicado el 8 de Enero de 2010.

Humberto Tumini



Jueves 7 de enero del 2010, Capital Federal


¿Porqué el gobierno kirchnerista ha fracasado?

Si uno conversa con dirigentes kirchneristas bienintencionados y les comenta que su gobierno, lamentablemente, ya no tiene posibilidades de llevar adelante el proyecto nacional que pregonó en su momento, habida cuenta del nivel de rechazo que aquilata en la sociedad -incluyendo los sectores populares- lo que lo inhibe de profundizar cambios, recibe en líneas generales dos respuestas. Una, tal vez la más extendida, es negar la realidad, algo así como hace el Indec con la inflación; todo va bien, con los conflictos normales de un gobierno que sigue avanzando. Con esa postura se hace difícil discutir, no hay peor sordo que el que no quiere oír. La otra, es aceptar que pasan por un mal momento, por lo general interpretado como transitorio, y adjudicarle la culpa a la permanente ofensiva de la derecha sobre el gobierno por las “cosas buenas” que este ha hecho y hace. Enumeran entonces una larga lista de medidas favorables a la nación y a su pueblo. Descreen que el kirchnerismo haya cometido errores, significativos al menos, ni que su proyecto haya tenido limitaciones políticas e ideológicas que lo hayan puesto en la actual situación. Todo es fruto del poder de fuego que tiene la reacción. Con estas posiciones, aunque profundamente erróneas, es posible al menos debatir. Eso haremos en estas líneas.


Por lo pronto digamos que, si uno creyera que es en definitiva el poder de la derecha tan fuerte y avasallante que arrincona inevitablemente a cualquier gobierno, aunque no se equivoque este en cosas de fondo, estaría al mismo tiempo diciendo que no hay salida popular, de progreso para nuestras naciones, puesto que siempre sería derrotada por el poder del enemigo. No compartimos esa visión, aunque sabemos, como no, que enfrentamos fuerzas reaccionarias de adentro y afuera sumamente peligrosas y experimentadas. Pero si les diéramos el carácter de invencibles, derrotismo mediante, estaríamos jodidos de antemano. ¿Qué hubiera hecho, por citar solo el ejemplo más destacado, la revolución cubana a solo 60 millas de los EEUU?


A eso debemos sumarle que Néstor Kirchner llegó al gobierno probablemente en el mejor momento que le pudo haber tocado a un gobernante argentino, que pretendiera cambiar el país en un sentido de progreso. Una situación económica internacional muy favorable por varios años; con un imperio que iba camino a empantanarse en Irak y a ser repudiado en todo el orbe, lo que le quitaba fuerza política -y económica- para intervenir en Latinoamérica. Sumado a una derecha local que había sufrido una enorme derrota con el derrumbe del neoliberalismo y sus sostenedores el 19 y 20 de diciembre del 2001, puesta bien a la defensiva en todos los terrenos; y un pueblo movilizado, muy crítico de la dirigencia política tradicional.


Así comenzó el ex presidente su gobierno. También, es cierto, con una economía que recién estaba saliendo de la crisis a que la habían conducido los gobiernos neoliberales, pero con una sociedad que, tal como se demostró, estaba dispuesta a tener paciencia en los tiempos de la recuperación en tanto y en cuanto esta se verificara. Con solo el 22% de los votos, pero sin nadie que le hiciera sombra.


Hizo Kirchner muchas cosas buenas efectivamente, en el terreno de los DDHH, en lo social, en su política internacional, incluso en lo económico. Cosas que sin lugar a dudas encresparon a la derecha local que le juró enemistad eterna, y que actuó en consecuencia hasta donde le era posible (recordemos que aún en las presidenciales del 2007 no le pudo presentar una oposición sería). Y sin embardo el desgaste se fue produciendo inexorable, con un salto en calidad en la derrota con el campo. ¿Y porque sucedió eso, por el vigor de la oposición de la derecha? Discrepamos con esta visión, el estancamiento y posterior retroceso del gobierno kirchnerista, en lo que a su capacidad de transformación del país se refiere, estuvo sustentado en lo fundamental en sus propias limitaciones políticas e ideológicas, y en sus errores motivados por lo general en aquellas. Veamos lo principal.


El proyecto de Kirchner contemplaba -erróneamente- como clase más dinámica a la burguesía nacional, un segmento de la cual ya estaba constituida y otra habría que gestarla. A partir de esta visión, una parte importante del excedente de capital fue utilizado para la acumulación de esta clase, como así también para el de las empresas transnacionales que supuestamente lo invertirían en el país, sin producir una profunda redistribución de la riqueza hacia las mayorías menos pudientes (como hizo por ejemplo Perón hacia los trabajadores, en su primer gobierno). Esto no le granjeó demasiada adhesión de dicha burguesía que siempre lo vio como ajeno, tampoco mucha respuesta económica de la misma que en cuanto pudo, en lugar de invertir empezó a aumentar los precios; y paralelamente tampoco le trajo el entusiasta apoyo de los sectores populares que debían darle sustento, apenas simpatías en los primeros años y poco más. El proyecto nacional producto de esa estrategia, nunca fue fuerte donde debía serlo.


En segundo lugar, y acorde con esto que decimos más arriba, lejos estuvo del ideario kirchnerista la organización, participación y movilización popular. A lo sumo en los primeros tiempos reconoció que una dinámica fuerte en esa dirección se había gestado en los últimos años de los noventa y los primeros de este siglo, lo que lo llevó a convocar a las organizaciones sociales que habían surgido de esas luchas. Pero distante de sus objetivos consolidar estas fuerzas y la participación del pueblo en el gobierno y en la calle. Más bien su preocupación pasó por cómo desactivarlas en el tiempo para tener las manos más libres. Bien lo graficó con su habitual estilo Aníbal Fernández recientemente: “Este Gobierno al principio recurrió a todas las organizaciones no gubernamentales para hacer llegar la ayuda social, pero ahora el Estado ya se preparó para resolver los temas y lo hace en forma directa sin intermediarios". A confesión de partes relevo de pruebas.


En tercer lugar no quiso construir el kirchnerismo nueva fuerza política que apoyara, sustentara y defendiera consecuentemente el proyecto nacional. Conciente del desprestigio que tenían los partidos nacionales, lanzo la idea de renovar la política gestando “transversalmente” una nueva representación. Aunque nunca dio pasos serios en esa dirección, mantuvo presente la idea hasta las elecciones del 2005 en que enfrentó y derrotó a Duhalde y el PJ. Pero a partir de ese momento, cuando mejores eran las condiciones, fue planchando el plan. En realidad siempre tuvo Kirchner el concepto de que se podía llevar adelante un proyecto superador del neoliberalismo sin la necesidad de una potente fuerza política que lo sostuviera, que con una buena gestión alcanzaba y tendría menos problemas. La construcción de un partido como la Unión Cívica Radical de Alem e Yrigoyen, o de un nuevo Movimiento como el Justicialista que creo Juan Perón en los cuarenta, nunca estuvo seriamente entre sus planes. Cuando las elecciones presidenciales del 2007 -a pesar del holgado triunfo- revelaron que hacía agua esa estrategia, decidió por lo más conservador en términos de construcción política: se volvió al PJ, con las falsas argumentaciones de que lo “controlaría” y “renovaría”.


Finalmente, como otro elemento destacado que ha contribuido a su fracaso, el kirchnerismo interpretó, en particular a partir del 2007 cuando ya se sintió fuerte, que la calidad institucional y la honestidad política y de vida de los gobernantes eran cuestiones para la galería, manipulables y que se podían vulnerar sin problemas. Tal vez su experiencia en Santa Cruz les indicaba esto. Craso error. Así empezó la cuestión con el apoyo para su reelección a un impresentable gobernador como Rovira, y de allí ya no se detuvo. Pasando por personajes como Jaime y Uberti, por comprarlo a Borocotó, hacer alianzas con Rico o Barrionuevo si supuestamente sumaban votos, hasta lo de las candidaturas testimoniales, por mencionar solo algunas de una larguísima lista de hechos. Esto, en un país como el nuestro que venía de pasar por el menemismo y la corrupción del gobierno delaruísta, y donde hay una fuerte y extendida clase media con opinión muy adversa a la arbitrariedad y la corrupción, no solo no tiene justificación ética y moral, sino que constituye un gravísimo error político. Como dijo Pino Solanas hace poco “robar no es progresista”. Decir una cosa y hacer todo lo contrario tampoco.


Allí residen, en lo que arriba referimos, residen en lo fundamental las causas del fracaso del proyecto kirchnerista, y no en la fuerza y las acciones de la derecha. Todo proyecto nacional va a enfrentar en nuestros países, inevitablemente, la oposición de dicha derecha; que pondrá en la cancha todo su potencial para hacerlo fracasar. Eso ya se sabe y no es ninguna novedad, lo viven desde Lula a Daniel Ortega, de Chávez al Frente Amplio en Uruguay, de Correa a Evo Morales. La cuestión es cómo, con qué consecuencia, con qué instrumentos y principios, apoyados en que sectores se lleva adelante dicho proyecto para que tenga posibilidades de transformar en profundidad nuestra patria. Esas son las conclusiones que tenemos que sacar de estos años para reconstruir nuestro proyecto y llevarlo de nuevo al gobierno.